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La semana pasada se disputó el derbi de la Comunidad Valenciana, partido que enfrentó al Valencia y el Villarreal. Se trata de los dos equipos más potentes de la región en los últimos años y un duelo que siempre nos ofrece elementos noticiables. El partido finalizó con un resultado de 2-1 a favor de els «groguets» y el tramo inicial de la temporada ya deja entrever cuáles son las dinámicas internas de los dos equipos.
El Valencia ha iniciado un curso con altibajos. La gran cantidad de piezas que han abandonado la entidad este verano ha provocado que su rendimiento sea imprevisible. Las casas de apuestas y la webs especializadas tendrán esta temporada una gran dificultad para realizar sus análisis y predicciones; se trata de uno de los valencias más aleatorios de la década.
El Villarreal, por su parte, está ofreciendo un rendimiento a la altura de las expectativas. Ocupa la zona alta de la clasificación y está firmando buenos partidos. Nos encontramos ante una Liga donde los equipos grandes están cometiendo muchos errores inesperados, situación que ayuda a que los equipos de segunda línea puedan ocupar zonas altas en la tabla clasificatoria. El inicio de la competición doméstica deja entrever que las diferencias de nivel entre los clubes son cada vez más escasas y quizás nos encontramos con algunas sorpresas a final de curso.
Con relación al partido que enfrentó a Villarreal y Valencia hay otro aspecto que llama potencialmente la atención. Quienes sean asiduos al mundo del fútbol y a su nomenclatura seguro que han oído hablar de la «ley del ex». Este concepto hace referencia a que normalmente cuando un jugador que ha fichado por un nuevo equipo se enfrenta con su club de procedencia, marca. Este hecho sucedió en el partido al que hacemos referencia, y no sólo en una ocasión, sino en dos. Alcácer y Parejo, dos jugadores exvalencianistas, marcaron contra el equipo que los vio lucir su camiseta.
En el caso de Alcácer, la situación no deja de ser anecdótica, ya que el delantero valenciano ya ha pasado por varios clubes antes de recalar en el Villarreal: Barça, Borussia Dortmund… Pero la situación de Parejo es diametralmente diferente. El jugador madrileño era el año pasado el capitán del Valencia, una de las figuras del equipo y un hombre que se había ganado la estima de toda la parroquia valencianista. Ganó la copa del año del centenario ante el FC Barcelona y es un centrocampista con una técnica prodigiosa. De hecho, como capitán, fue el jugador encargado de levantar la Copa, una imagen icónica que seguro que muchos valencianistas todavía tienen muy presente. Mestalla también pudo ver a Parejo con la Selección, un hito que también llenó de orgullo a su afición.
Su salida fue traumática, ya que se originó debido a las discrepancias del jugador con la directiva valencianista. Parejo ya explicó en su momento que su intención era seguir luciendo la camiseta del Valencia, pero que las negociaciones no acabaron fructificando y abandonó la entidad che con la carta de libertad. En su vídeo de despedida, dedicó unas palabras a la que es ya su exafición donde aparece besando el escudo, toda una declaración de amor por un club que le ha dado todo. A pesar de que su salida no fue la esperada el jugador siempre le ha deseado toda la suerte del mundo a su ex equipo, y una de las muestras que ejemplifican la estima que aún profesa por la entidad valencianista es que no celebró el gol que anotó con la camiseta del Villarreal.
Cabe destacar también que el jugador se lesionó en los instantes finales del partido y el Villarreal ya ha confirmado que estará cerca de un mes de baja. Una mala noticia para un equipo que ya había sumado tres victorias seguidas como local. Su regreso, sin embargo, estará supeditado a su evolución médica y podría reaparecer antes de tiempo.
Hasta el momento, el jugador era uno de los hombres fijos en los esquemas de Unai Emery, estando sobre el campo los 90 minutos de todos los partidos. Curiosamente, de los seis partidos que ha disputado, sólo ha conseguido anotar un gol: el del Valencia. Situaciones caprichosas que ofrece el fútbol y que dan aún más sentido a la popular y esotérica «ley del ex».