El calzado barefoot, también conocido como calzado minimalista, se ha convertido en una opción cada vez más común entre quienes buscan mejorar el confort y las sensaciones en sus pies. A diferencia de los zapatos tradicionales, este tipo de calzado busca imitar la forma natural de caminar descalzo, permitiendo que el pie se mueva libremente y sin restricciones.
El término “barefoot” significa literalmente “descalzo” en inglés. Los zapatos barefoot están diseñados para permitir que el pie funcione como si estuviera descalzo, pero con una protección mínima contra el entorno.
Es un calzado que suele contar con una suela delgada y flexible, una diferencia de altura entre talón y dedos prácticamente inexistente (lo que se conoce como “cero drop”), y carecen de un soporte rígido para el arco del pie. Y todo, con tal de hacer más fácil que los pies trabajen de forma natural y se sientan en contacto con el entorno. Una sensación muy cercana a caminar descalzo, pero manteniendo el pie protegido.
Ventajas del calzado barefoot para la salud articular
“Las articulaciones del cuerpo humano están diseñadas para soportar el movimiento y el peso corporal de manera equilibrada. Sin embargo, algunos hábitos modernos, como el uso de calzado convencional con tacones elevados o suelas rígidas, pueden alterar ese equilibrio y generar tensiones innecesarias”, explican los especialistas en calzado.
Los zapatos tradicionales, sobre todo los que tienen amortiguación gruesa o tacones elevados, pueden modificar la forma en que el cuerpo distribuye el peso al caminar o correr. “Esto puede generar un aumento del impacto sobre las rodillas y las caderas, algo que no ocurre con el calzado barefoot”, añaden.
Y es que el calzado barefoot permite una pisada más natural, con mayor contacto del antepié o mediopié con el suelo, y un menor impacto en las articulaciones de las piernas. Además, esta forma de pisar puede ayudar a prevenir lesiones o molestias.
Los zapatos barefoot, al no tener elevación, permiten que el cuerpo mantenga una alineación más neutral, haciendo que las articulaciones trabajen de forma más equilibrada, sin compensaciones innecesarias que podrían causar molestias a largo plazo.
Sí es cierto que, al caminar con calzado barefoot, los pies deben trabajar más, pero no deja de ser un aspecto positivo para quienes busquen no sólo fortalecer los músculos del pie, sino también aquellos que están relacionados con el equilibrio y la estabilidad en tobillos, rodillas y caderas.
“El fortalecimiento de estos músculos estabilizadores ayuda a reducir la sobrecarga en las articulaciones. Un sistema muscular más fuerte y activo puede absorber mejor los impactos y proteger las articulaciones de movimientos bruscos o desequilibrados”, comentan los expertos en calzado barefoot.
En el uso de este tipo de calzado tiene mucho que ver la propiocepción, la capacidad que tiene el cuerpo para percibir su posición en el espacio, y que resulta ser clave para mantener el equilibrio y prevenir caídas.
La suela delgada y flexible del calzado barefoot permite una mayor sensibilidad del pie con respecto al suelo, ofreciendo una información sensorial que ayuda al cerebro a ajustar el movimiento de manera más precisa, protegiendo las articulaciones al evitar pasos mal apoyados o movimientos incorrectos.
Pero, como ocurre con cualquier tipo de calzado, sus virtudes no dependen de sí mismas para tener un impacto directo una vez usado el calzado. Por eso, es conveniente recurrir a zapaterías especializadas en calzado barefoot de calidad, como La Valenciana Calzados, para adquirir unas nuevas zapatillas barefoot que queden 100% adaptadas a los pies.
Cómo ayuda el calzado barefoot a mantener una buena postura
La postura corporal está relacionada con la forma en que el cuerpo se mantiene erguido y en equilibrio. Una buena postura depende de muchos factores, entre ellos el tipo de calzado que se utiliza a diario. Y el calzado barefoot puede desempeñar un papel importante en la mejora de la postura por varias razones, que han de tenerse en cuenta antes de comprar unos nuevos zapatos barefoot.
Los pies son la base del cuerpo. Cuando están limitados por un calzado rígido, con poco espacio para los dedos o con suelas inestables, el apoyo puede volverse incorrecto. Esto afecta la forma en que se distribuye el peso corporal.
El calzado barefoot permite que los dedos se abran y se apoyen de forma natural. Esto proporciona una base más estable, lo que contribuye a mantener el equilibrio y una postura más erguida.
Muchos problemas de postura se originan en desequilibrios musculares provocados por el uso constante de calzado con soporte artificial o talones elevados. Estos elementos pueden debilitar ciertos músculos del pie y de las piernas, mientras otros se sobrecargan.
El uso regular del calzado barefoot puede ayudar a corregir estos desequilibrios. Al dejar que los músculos trabajen como lo harían si estuviéramos descalzos, se promueve un tono muscular más equilibrado, lo cual mejora la postura general.
“Cuando el cuerpo se apoya correctamente sobre los pies, se produce una alineación más natural de las rodillas, la pelvis y la columna vertebral, lo que reduce la tendencia a inclinarse hacia adelante, encorvarse o compensar con la espalda baja, y es algo en lo que el calzado barefoot puede ayudar”, explican.
Uno de los efectos menos visibles, pero muy importantes, del calzado barefoot es el aumento de la conciencia corporal. Al sentir mejor el suelo y los movimientos del pie, las personas se vuelven más conscientes de su forma de caminar, de estar de pie o de moverse, mejorando su percepción del entorno. “Esta mayor atención al cuerpo contribuye a mantener una postura más cuidada, evitando caer en posiciones que podrían generar tensiones o molestias a largo plazo”, sentencian.
[…] Fuente: Periòdic de Xàtiva […]