Riesgos en Internet: Sexting y Sexcasting

El Observatorio de Delitos Informáticos de Canarias reitera la importancia de compartir nuestra privacidad a través de las redes sociales.

Esto supone que, todo contenido audiovisual compartido en cualquier red social deja de ser privado y se pierde el control de dicho contenido al verse expuesta al público que se tiene agregado como amistad en la red social. Eso no implica que, se tengan activados los filtros de privacidad, ya que si tenemos agregado como amistad a un perfil desconocido del cual no tenemos referencia de quién es “en realidad”, podría darse el caso de que dicho perfil “falso” esté siendo utilizado para ‘extraer’ todo aquel contenido comprometedor que tenga publicada la persona en cuestión en su perfil.

Ante esta situación, los analistas de ODIC hemos analizado una tendencia al alza referente a la práctica del sexting por parte de los usuarios en Internet. Esta práctica conlleva al envío y recepción de mensajes, imágenes, vídeos u otros recursos, con contenido sexual. Normalmente este tipo de prácticas se lleva a cabo a través de mensajería instantánea, tal como es el caso de WhatsApp, siendo posible hacerlo gracias a la autodestrucción de mensajes en WhatsApp donde el usuario elige el tiempo que quiere que el mensaje sea visible en una conversación.

Dentro del sexting, hay una modalidad llamada sex-casting que consiste en la grabación de contenidos sexuales a través de la webcam o la cámara del móvil. Estos contenidos son difundidos a través de las mensajerías instantáneas, ya que se supone que todo este tipo de contenido sexual, especialmente videos, se envían a personas relacionadas íntimamente con el remitente del contenido audiovisual.

Cuando se difunde estos tipos de contenidos extremadamente sensibles, sin consentimiento previo, hay una pérdida de privacidad acarreando diversas repercusiones. Entre ellos, habrá un daño emocional o psicológico e incluso la víctima puede llegar a sufrir extorsión, chantaje, grooming, acoso sexual entre otros, pues a menudo la difusión se produce en el mismo entorno cercano a la víctima, causándole un agravio en su reputación y, de ese modo, deteriorando su imagen pública. Al haber un hostigamiento social, en ocasiones las víctimas piensan que no hay salida y acaban suicidándose.

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